Creo que este será el último post sobre elección de pareja y decidí escribir sobre el siguiente aspecto por una mujer que llegó a consultarme por una depresión importante o al menos así lo definió ella. Su problema era que luego de varios años de matrimonio se sentía vacía y desilusionada, su marido no era el que ella pensaba cuando se casaron y cada vez están más lejos. Lo primero que hicimos fue una lista de las características que ella creía que su marido tenía al inicio de la relación y la comparamos con una de las características que él poseía actualmente.

Inmediatamente surgió la incompatibilidad de las listas, era como si estuviéramos hablando de dos personas completamente distintas y llegamos a la conclusión que ella había construido su noviazgo y la idea del matrimonio sobre la base de ideas preconcebidas y que venían desde los cuentos de hadas donde la princesa se casaba con su príncipe azul y eran felices para siempre. ¿Pero han visto la segunda parte de la Cenicienta? Allí empieza la vida real, con diferencias y dificultades pero donde el amor puede permitir la superación de éstas.

Aquí hay una lista de los clásicos mitos que las mujeres, y los hombres también, solemos tener frente a la vida en pareja:

  • El amor durará para siempre y será suficiente para mantener una buena relación sexual
  • Mi pareja siempre sabrá lo que quiero sin necesidad de decirlo
  • El matrimonio será la solución para mis penalidades
  • Mi pareja compensará mis frustraciones pasadas
  • Mi pareja siempre estará de mi parte siendo paciente y comprensiva
  • Mi pareja y yo seremos inseparables y compartiremos todos sin secretos entre nosotros
  • Mi pareja me hará feliz

Estos son efectivamente mitos puesto que no son ciertos. El amor romántico es algo que debe fomentarse a lo largo de toda la relación sin descuidarla y sin olvidar que el enamoramiento es propio del principio de la relación y que suele durar sólo algunos años. Estas ideas irrealistas solo nos llevan a tener expectativas que no podrán ser cumplidas, ni por el súper hombre, y que si se mantienen solo llevarán a la desilusión más dolorosa y al consiguiente rompimiento.

La pareja no es quien debe satisfacer o llenar los espacios emocionales dejados por el pasado ya sea dentro de la familia de origen o por parejas anteriores. La pareja es para construir una nueva vida con lo que cada uno trae consigo mismo pero no para reconstruir. Si el amor no se trabaja ni se alimenta necesariamente morirá, la imagen de la planta que debe ser regada a diario es muy cierta.

A veces tener puntos de vista diferentes es muy enriquecedor y no debemos intentar imponer nuestra mirada o aceptar que nos impongan su criterio si antes no existe una conversación constructiva que una ambas posturas. Nunca olvidar que somos distintos unos de otros y que eso es justamente lo enriquecedor. El no estar de acuerdo no significa que nuestra pareja no nos comprende ni nos apoya, simplemente es que tienen miradas diferentes sobre algún aspecto.

Y por último, para seguir creciendo a lo largo de la vida en pareja se debe intentar mantener el metro cuadrado personal. Está bien tener el Club de la pequeña Lulú y que ellos tengan el Club de Tobi.