¿Se han preguntado alguna vez cómo o por qué elegimos una pareja determinada y no otra? ¿Será producto del azar que conocimos casualmente a un hombre y nos enamoramos? ¿Existirán parámetros objetivos que nos hacen elegir a un hombre por sobre otro?

Freud decía que la elección de pareja permanente, es decir aquella con la que pretendemos estar por el resto de nuestras vidas, obedece más a factores psicológicos que poseen los padres puesto que estos fueron el primer objeto de amor de las personas. Así, tenderíamos a elegir a hombres que se parecen a nuestros padres y los hombres elegirían a mujeres con similares características a las de su madre por lo que nos pareceríamos a nuestras suegras. ¿Horror? No necesariamente, porque lo que buscarían los hombres son aspectos positivos como ternura, instinto maternal, gusto por el cuidado de otro, etc.

La teoría evolucionista propone que la elección de pareja se debe más bien a factores físicos que sean atractivos en función de la reproducción y manutención como caderas anchas y cintura pequeña en las mujeres o espaldas anchas y cara angulosa en los hombres, entre otras características. La idea de esta postura es que las mujeres buscarían características masculinas que le aseguren virilidad, protección y capacidad para proveer sin que la descendencia corra peligro.

La teoría social cree que la elección de pareja se basa en aspectos psicosociales como similitud cultural, de creencias, de valores y filosofías, nivel socio-económico, edad y características de personalidad.

La teoría biologicista da varias explicaciones pero hay una que me parece curiosa aunque tiene sustento científico. Los seres humanos poseemos distintas hormonas que despiden olores característicos y que son únicos en cada uno de nosotros. Ahora bien, nuestro olfato nos guiaría hacia aquellas personas que tienen un olor genéticamente distinto al propio y esto es para evitar un posible emparejamiento y posterior procreación con alguien de la misma rama familiar.

Las teorías vinculares establecen como explicación para la elección de pareja aspectos de complementariedad con el otro. Es decir, se tendería a elegir un compañero que posea aspectos de personalidad distintos a los propios buscando así subsanar o “rellenar” aquello que nos falta.

Sea como sea la elección de pareja, lo que sí está claro es que esta no es al azar, irracional o producto de la “química”. Todo lo contrario, es una elección bastante racional y cerebral aunque no seamos conscientes de ello. Características tanto físicas como psicológicas y sociales son tomadas en cuenta al momento de elegir. Lo importante es que independiente de las razones nos preocupemos de llevar una convivencia lo más armónica posible puesto que las razones para las desavenencias, a lo largo de la convivencia, son múltiples y mucho más variadas que aquellas que nos llevan a elegir a un compañero.