La semana pasada fui a unas charlas muy interesantes en el Centro MIP. La mayoría de ellas son dirigidas a profesionales de la salud mental, sin embargo, a veces dan algunas abiertas a todo público que valen la pena.

En esta oportunidad, les quiero comentar sobre un tema tratado en una de ellas que creo será del interés de todas, independiente de la edad y del estado civil. Incluso podrían usar algunos tips para todo tipo de conversación y oyente.

Se trata de cómo lograr que los hombres nos escuchen pero yo agregaría “y nos entiendan” ya que pueden escuchar pero no entender una sola palabra y menos ayudarnos.

No sé si les ha pasado pero a veces me he quedado con la sensación de que por más que hablo y hablo y presento un tema desde distintas perspectivas mi interlocutor no me escucha, o sea me oye pero no me escucha. Esto tiene el impacto directo en mí de sentirme invisible o al menos muda. Me da rabia, me siento disminuida y completamente ignorada. Algunas le pueden agregar tonta si es que reciben una respuesta del tipo “estai loca” o “cómo se te ocurre”.

Pues bien, no es que seamos nada de lo anterior, simplemente nos pasa que nos olvidamos que ellos hablan y se comunican en general en otro canal, muy distinto al nuestro. Los hombres en general son muy concretos y no les gustan los rodeos ni que les contemos con lujo de detalles nuestro quehacer diario. Incluso, les puede bastar con un “me fue bien hoy y a ti? sin quejas ni lamentos y menos con minucias domésticas de las cuales debemos hacernos cargo trabajemos o no fuera de la casa.

Aquí, algunos consejos para lograr una comunicación efectiva.

  • Antes que nada, si necesitan hablar algo importante deben encontrar un momento adecuado, sin interrupciones. Tampoco se recomienda intentar una conversación luego de una larga y cansadora jornada laboral ya que al final de este día seguramente sólo querrán comer, descansar y ver una buena película o un partido de fútbol. Y si lo pensamos bien, tienen razón, nadie tiene energía para concentrarse estando cansado.
  • Antes de iniciar la conversación debemos tener claro qué queremos transmitir y cuál es el objetivo con esta conversación. Además de haber pensado cómo se lo voy a decir y de qué manera podría echarlo a perder.
  • Una vez que hemos encontrado el momento adecuado, debemos proponer la conversación y dejar en claro cuál es el objetivo. Esto es importante porque acotamos el tema y él sabrá perfectamente qué se espera de él. De la misma manera evitamos desviarnos y podemos ser breves.
  • Si tienes que quejarte o reclamar no lo culpes, es mejor describir una situación lo más objetivamente posible, sin juicios ni apreciaciones. Tampoco empieces las oraciones con “tú”, es preferible usar el “yo”. Yo creo que…, a mi me parece que…. Si necesitas contención porque estás muy afectada por la situación, debes dejárselo claro al principio. No esperes que sea empático por iniciativa propia porque no siempre se dan cuenta de qué es lo que necesitamos. Y no se trata de que los hombres sean insensibles sino que funcionan distinto por lo que hay que ser más explícitas en nuestras peticiones.
  • Preocúpate de incluirlo en la conversación preguntándole su opinión y haciéndolo participar. De esta manera chequeas que te está escuchando y evitas transformar la conversación en un monólogo.
  • Finalmente, intenta lograr un acuerdo en acciones y no en intenciones que podrás verificar si se están cumpliendo un tiempo después retomando la conversación. Esto último tiene la ventaja de poder hacer cambios en los acuerdos de ser necesario potenciando los resultados.

A veces nos resulta muy fácil iniciar una agradable conversación con nuestra pareja y nos quedamos con una sensación de bienestar. Tal vez deberían ponerle atención a ese momento y ver qué fue lo que hicieron y cómo lo hicieron. Puede ser también que tengan al lado a un hombre increíble y evolucionado que siempre es capaz de escucharlas y apoyarlas con la mejor disposición posible. Pero si no es así y sienten que les cuesta lograr ser escuchadas y contenidas podrían usar algunos de estos consejos y ver si les resulta.

Todo aquello que no les ha servido en el pasado no lo repitan, cambien estrategia, utilicen lo que llamamos “solución 180°”. No hay mayor pérdida de tiempo y energía que intentarlo una y otra vez y no obtener el resultado esperado.